FEMINICIDIOS EN URUGUAY. INFORME ESPECIAL desde Rivera / Darío Díaz Ribeiro y Eduardo Mérica para Diario Uruguay.
Hace veintiseis años, en este mismo espacio, escribimos sobre Sheila y le dijimos: "No se me distraigan". Hoy volvemos a insistir, “no hablar de ello, no discutirlo, no denunciarlo, no romper el cerco “mañanero”, no hacer nada, es sencillamente imperdonable, pues casi siempre después de la negación, sobreviene el ocultamiento…”, y es que depende de los ojos con los que se ve la muerte de Sheila López.
Fue en Rivera, el 11 de febrero de 1997. Era carnaval y había llovido copiosamente, en cambio esa noche el mal tiempo había quedado atrás. Esa noche que sería una noche alegre, para divertirse y disfrutar, tuvo un giro radical y dramático que cambiaría por completo la vida de una familia, cambiaría la historia de una ciudad, y sacudiría al país, convirtiéndose en uno de los casos, más resonantes de la crónica policial.
Sheila Daniela López Lima, tenía sueños, tenía ganas de vivir y quería crecer, ser algo más en la vida, a pesar de sus jóvenes 19 años. Pero esa maldita fecha llegó para arrancarla de entre sus seres queridos. En el país del “no te metás”, o en el de “siempre tapan todo”, o en ese mismo país del “no te compliques la vida… si te metés vas a tener problemas”. En ese país casi indiferente, nacía una historia plagada de incongruencias de todo tenor. Una farsa muy mal armada, pero repetida mil veces, que nos aturde con tantas interrogantes sin respuestas.
Así es que el crimen se cometió (versión oficial) en un lugar que está a 7 Kms. de la ciudad de Rivera, en el camino de la línea divisoria, a 1 Km. del Aeropuerto y a menos de 3 Kms. del centro poblado y balneario Lagos del Norte. Sheila y Luis Pedro Safons se conocieron en el baile del Club Casa del Empleado y comenzaron un relacionamiento. Esa noche habían pactado verse nuevamente, ya que solo se conocían de la noche anterior. Safons, al día siguiente se mudaría, de Rivera a Colonia, donde sus padres tambiéneran trasladados por sus profesiones en la enseñanza.
Esa noche, Safons andaba en el auto propiedad de su padre y había prometido volver temprano a su casa, ya que viajarían a su nuevo destino.
Es así que Luís Pedro encontró a Sheila en las inmediaciones del Club Nacional Fútbol. Sheila venía hacia el centro, acompañada por su hermana Fernanda y sus amigas, concretamente se dirigían al Club Casa del Empleado. Safons invita a Sheila a subir al auto y se ofrece para llevarla. Sheila le dice que no subiría si no es con sus amigas y su hermana. Entonces, todas suben al vehículo y se dirigen al centro. Como Avenida Sarandí estaba cortada por el carnaval, paran frente a la Oficina de Identificación Civil, (DNIC) en ese lapso, una de las amigas de Sheila se percata, que había olvidado su carnet de socio en la casa de Sheila. Safons se ofrece para ir a buscar el carnet, junto a Sheila, dejando a las amigas de ésta frente a la DNIC.
Llegando a la casa de Sheila y al bajar ésta del auto, su hermano menor que mira por la ventana, ve al abrirse la puerta del vehículo que en el banco trasero había un hombre que no identifica. Según lo cual, en el auto venían tres personas. Sheila recoge el carnet y vuelve a la oficina de la DNIC, entregando el carnet a su amiga, sin bajarse del coche.
Con Safons deciden ir a tomar un helado y dar una vuelta para, posteriormente, regresar al baile, donde nunca llegaría. Su hermana Fernanda en vano esperó a Sheila. Ya era de madrugada, cuando por los altavoces llamaron a Fernanda para avisar que Sheila había sufrido un accidente.
¿Qué pasó realmente en ese lapso de tiempo?
LOS CUENTOS DE LUIS PEDRO SAFONS
Desde el momento en que Sheila sale con Safons, (entre las 01:00 a las 03:30 hs.) y de acuerdo a las declaraciones de éste, esto fue lo que pasó y como se desarrollaron los hechos:
Safons da una vuelta, ¿por dónde?... El relato de Safons dice que se detuvieron por calle Atilio Paiva entre Paysandú y Figueroa. Mientras Sheila y Safons conversaban, en un momento dado, un hombre se acercó a la ventanilla de Safons y según el relato de éste, con un arma en la mano, le habría obligado a que le abriera la puerta trasera del vehículo.
El relato de Safons continua diciendo que “El negro de orejas pegadas a su cabeza” que además “hablaba en portugués” lo obligó a encender su auto y ponerse en marcha rumbo a la desolada carretera que lleva al aeropuerto. Por lo que debemos decir, que a las pocas cuadras de comenzar la marcha los tres en el auto, pasaron frente a la seccional 9na.
Safons en el expediente, declara que al llegar a las inmediaciones, de un motel que está a pocas cuadras del entronque de la ruta al Aeropuerto con la del Puerto Seco, fue obligado por el “negro” a detener el vehículo y mediante amenazas de arma de fuego, haciendo que Sheila bajase del auto, para subir luego, por la puerta trasera, donde estaba el delincuente.
A partir de ahí, siempre bajo amenazas, del (a esta altura) “supernegro”, reanuda la marcha, obligado por éste, conduce a unos 100 Kms./h, mientras el “supernegro”, (que tenía super poderes) violaba a Sheila, apuntando con su arma a Safons. Al llegar a un camino lateral, (Km. 7) “El Negro” lo obligó a tomar por ese camino vecinal muy oscuro que lleva al otro camino, el camino de la línea divisoria, camino vecinal que corre paralelo a la ruta y está a unos 100 metros de la citada carretera. Giran a la izquierda pasando por el viñedo “Las Duelas”, tomando luego el camino de la línea en un plano del camino, ante un inmenso charco de agua Safons detiene la marcha. Allí de acuerdo a lo expresado por el único testigo, perpetró aberrantes actos de violencia sexual contra Sheila, a quien violó reiteradamente, de diferentes formas y siempre en el asiento de atrás del auto. Mientras tanto Safons, (siempre de acuerdo a su relato) se mantenía en el asiento del conductor, sin atinar a absolutamente nada.
Safons narra con lujos de detalles, cada uno de los movimientos que El negro y Sheila tuvieron en el pequeño e incómodo lugar (el auto era un Corsa). En un momento dado Safons dice: “Sentía los golpes que daba la frente de Sheila en al vidrio del auto, cuando este la violaba por detrás”. También narró Safons que primero El negro le exigió sexo oral, luego vaginal y culminó anal, todo esto, con lujo de detalles.
EL MOMENTO DEL CRIMEN
Acto seguido “el supernegro” obliga a sus víctimas a descender del vehículo, (siempre de acuerdo a las declaraciones de Safons) mientras grita que quiere dinero y drogas, pidiendo a Safons que le enseñe a manejar el auto. El declarante dice haberle explicado como hacer para manejar, seguramente el “negro” a sabiendas que no podría hacerlo, obliga a Luis Pedro Safons a desnudarse e intenta que éste mantenga relaciones sexuales con Sheila, ante lo que Safons, aduce no poder hacerlo dada la situación en que se encontraban. Ante esta respuesta, el “secuestrador” los hace tirarse al suelo, boca abajo y les grita que los matará, porque de lo contrario lo denunciarán ante la Policía. Luis Pedro prosigue su relato diciendo, que el “negro”, recuesta el caño del arma en la nuca de Sheila y dispara a quema ropa. Mira y observa que Sheila respira por la boca y al cabo de unos minutos deja de oír su respiración, hasta que su secuestrador lo encañona también en la nuca y dispara. Siente un zumbido y algo caliente en la boca, quedando inerte viendo como el “negro” subía al auto y tras muchas tentativas, dado que el coche se le apagaba, acelerando furiosamente logra marchar e irse. Safons escupe el plomo. Sale a pedir ayuda, donde es socorrido por un casero del viñedo (a más o menos 100mts. del hecho. Quien llama a la policía, como demoraban, decidieron poner el cuerpo de Sheila en el Wolksvagen del casero y juntos salen a la carretera, cuando se cruzan a pocas cuadras con el móvil policial.
La cosa no queda por ahí.
EL AUTO ES ENCONTRADO LIMPITO
Siendo las 04:15 de esa madrugada y a una cuadra de la seccional novena, en momentos que el Sr. Alcir Martins, panadero de profesión, iba a su trabajo, observando que había un auto con sus luces encendidas y de puertas abiertas, al lado del vehículo, una persona de particular con una linterna en su mano, quien se identificó como el Oficial Pablo Porto, encargado de la 9na., quien le solicitó que diera aviso a la comisaría, que había encontrado el auto. El panadero observó que el vehículo estaba limpio por fuera.
Si Sheila fue vista por última vez cuando eran alrededor de la 01:00 hora de esa madrugada, y Safons pide auxilio a las 03:30 transcurrieron dos horas y media en poder del asesino. ¿Es mucho tiempo no? ¿Cómo puede ser qué los caseros del viñedo a 100 metros no escucharon los disparos? Si Safons fue obligado a desnudarse en la oscuridad de la noche, ¿cómo puede ser que el Sr. Torres del Viñedo diga que estaba vestido? Peor aun, ante la pregunta de la colega de “Subrayado”, Silvia Alba, ¿cómo estaba Safons? –responde textualmente- “taba lo más bien… andaba corriendo”. Pero hay más…
Según el Jefe de Policía de la época, el Inspector Ary Kmaid, al ser entrevistado sobre ¿por qué no se recogieron huellas digitales? Éste respondió –“fue lo que pregunté sobre el levantamiento de huellas, pero no fue posible por una cantidad de circunstancias que no explicó.
El negro según Safons era de Porto alegre, pero sin embargo conocía las carreteras.
Sobre el “negro” el fiscal de triste memoria, me refiero al caradura de Miguel Costa, le recomendó al Juez Letrado que solicitase a INTERPOL la captura del ciudadano brasileño. Fue ahí que la policía brasileña se “avivó” y justo en ese tiempo, se dieron cuenta que el famoso “Negro D” en 1991 había cometido un asesinato, (sin aclarar) que en enero de 1997, había sido denunciado por violar a su cuñada de 12 años y otra acusación de violación en febrero de 1996. Edison Rodríguez Fernández, el “Negro D”, para la Policía de Rivera medía 1,55 Mts., para la de Livramento 1,62 Mts.
Según el dueño del lavadero el auto fue llevado a las 09:30 y el auto estaba limpio y sin manchas, pero según el fiscal el auto fue llevado al mediodía. ¿Cómo podía estar limpio un auto que pasa por un lodazal tremendo? ¿Cómo puede no tener manchas en su interior, con repetidas violaciones?
¿Si estaba limpio el auto, lo habrá lavado la Policía Técnica?
Según Safons y el Fiscal Miguel Costa el “Negro” no sabía manejar, tanto que lo dejó a la vuelta de la comisaría. El Fiscal dio clases de cómo enseñar a manejar ante las cámaras, no conforme con eso salió a los medios de prensa para quebrar el secreto de pre sumario, defendiendo abiertamente a Safons.
El instructor de choferes el Sr. Daniel Valmagia, en el presunto lugar de los hechos demolió la posibilidad que alguien que nunca manejó, pudiese subir un empinado repecho pasando primero por un enorme lodazal.
¡Ah, por cierto me olvidaba! El ADN del “Negro D”, dio negativo.
¿Por qué los procesados nunca hablaron nada? ¿Por qué nada saben, o por temor?
Así podría seguir enumerando cosas como estas, por varias ediciones más. De hecho, en otras entregas loharemos.
0 Comentarios